18 diciembre 2012

Sonidos lejanos






























Las risas se oían apenas en un eco, como si flotaran en un rumbo incierto hacia un mundo que nunca más fuera a volver a ver. Daban la sensación de alejarse de mí a la vez que yo de ellas, pero no se escuchaban más pasos que los míos en la calle desierta, caminando deprisa como fugitivos que huyeran para no ser descubiertos. 

 Huía de lo que quería. Huía de una mano en su hombro que la girase de repente queriendo saber qué la ocurría; huía de la certeza de que esa mano nunca iba a aparecer para alcanzarla, y de esos ojos que la habían visto escabullirse silenciosa y que nunca la habrían de mirar preguntándola por qué. Aquellos ojos parecían conocer todas sus respuestas, y odiaba el modo en que podían siempre simplificarlas como si no fueran más que una fórmula vulgar, que pudiera resolver un mecanismo desprovisto de cualquier misterio, semejante para todas. Nunca podía distinguirla a ella y no se le ocurría un insulto mayor, mientras se escondía balanceándose entre la oscuridad, sabiendo que era la única capaz de alejarse cuando todos reían, capaz de aislarse cuando todos buscaban la compañía y la simbiosis con el grupo, capaz de aplicarse cien latigazos de soledad cuando no quería estar sola… porque su soledad nunca le incluía a él.
 A veces le parecía escuchar su propia risa a mil kilómetros de distancia, en perfecta armonía con las demás, y la envidiaba y la vez condenaba porque nunca podría vencer a sus sombras, y las sombras del  pensamiento fijan el rumbo que no se ve a la luz de la razón. Sólo en aquel oscuro silencio era tan claro el deseo, y afilado como un cristal. 
El columpio chirriaba bajo el peso de sus dudas, y más aún del de sus certezas. Los dedos resbalaban por las cadenas mojadas, mientras se mecía levemente, empezando a pensar en volver. Se levantó despacio y caminó de vuelta hacia la luz, tan irreal como todo lo que había bajo ella, en aquel local. Su fortaleza claudicó un poco más a cada paso, mientras se dirigía a recoger las migajas que quedaran, si alguna quedaba. Su organismo pedía ya a gritos la morfina que acallara otra derrota de sus anhelos, miles ya en miles de días… con una mirada de soslayo bastaría, o un leve gesto de conciliación, aún despojado de un minuto de más detenido en ella. Con eso bastaría, hasta la próxima vez.
Aquel acuerdo era mudo y el gesto llegó, bajo ninguna pregunta.
No escucharía más su risa aquella noche, mezclada con las otras. Aquella era su pequeña y triste victoria, el derecho a no reír mientras su corazón sólo quería gritar. Su risa y sus gritos se dispersaron hacia lugares inalcanzables, unos hundidos en su interior y otras volando hasta el destierro de las oportunidades perdidas.
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.....

iO
 Los lunes son siempre los mismos. Con su rutina, su deambular de gente en la estación…21:45 Subo las escaleras mecánicas y el olor a humo me hace escuchar la voz que anuncia el tren del andén 2 de cada lunes. Y después mis pasos. Tan pronto como viene pasa a un segundo plano, son más las ansias por salir.
Tráfico ligero de lunes y olor a dulce. Las luces de los coches se mezclan con las de la ciudad al fondo. Mientras espero me viene a la mente una cocina pequeña y caótica con una ventana con cortinas de ganchillo que da a una calle amplia, vieja y con el pavimento mojado. Con tiempo y mirada lejana asocio el color teja a algunos lugares que me gustan (será la calidez de la teja? mi inclinación por los tejados?). Con distancia o sin distancia, he descubierto que las cocinas pequeñas y caóticas tienen una extraña forma de aferrarme. Aún así, es la primera vez que el hogar no es tanto un lugar físico, sino unas palabras aquí o al otro lado del teléfono. Puertas, maleta, bolsas y mochila. Vuelta a casa.


2 comentarios:

pixel dijo...

Esta entrada se me ha resistido un poco más que las anteriores. No por ello, me ha disgustado.

Reconozco que alguna vez, como no haya logrado entender algo, según como me pille, he dejado de intentar releerlo.

Pocos libros he dejado de leer porque no me gustaran, me vienen a la mente ahora mismo 2, pero el resto sí que los he terminado aunque la sensación haya sido agridulce.

Con esta entrada me ha pasado que me costaba sacar su significado o por lo menos el mío, que lo mismo no coincide con el tuyo, pero es la libertad que tiene las palabras, el arte o la fotografía, que cada uno lo interpreta o le despierta distintas sensaciones.

La primera parte de esta entrada me ha credo cierto desconcierto y también tristeza en el sentido de percibir cierta desconexión entre dos personas o un intento frustrado de conectar y no conseguirlo. Una falta de entendimiento que frustra tanto para el que desea ser entendido como para el que lo intenta y no lo consigue.

En cuanto a la segunda parte, me ha gustado mucho la frase final sobre que el hogar no es tanto un lugar físico como sí unas palabras... Y es verdad, a veces un simple olor, un color, un sonido... te reconforta o incluso, por un momento, los problemas desaparecen y te sientes tan bien... Puede ser solo por unos segundos, pero benditos segundos.

Un saludo

Silvia Silvam dijo...

Mi respuesta va para la primera parte, la que salió de mi mano ;)
Lo primero, muchas gracias por detenerte en ambas...la visita se agradece, y el regreso, aún más, por tus ganas de darte otra oportunidad para conectar con la historia.
Coincido totalmente en tus impresiones. Es cierto que está escrita dando más protagonismo a una de las partes, digamos la que se siente bucear sola en unas profundidades mucho más allá del ambiente de cada fin de semana, cuyo interior siente a kilómetros del resto y de la imagen que ofrece de su propio yo para ser parte de algo sin serlo completamente. Hay una lucha entre ser fiel a ello pagando el precio de una soledad que no siempre puedes soportar prolongadamente, y la necesidad o deseo de un contacto aunque no sea al que realmente se aspira. Pero también es cierto que la frustración está en ambos lados, también en aquel que es incapaz de adivinar tu pensamiento o entender determinadas actitudes.
Imagino, sin embargo, que cada cual puede encontrar unos matices algo diferentes en este texto.

En cuanto al segundo texto, también coincido en ese sentido de hogar...
Un saludo.